En ese momento todo fue claro, se disipaban las posibilidades de volver al entendimiento cotidiano, de estar como siempre, tan segura de sus próximos pasos. Era el lento latir del corazón dentro del pecho lo que más la consumía y el ritmo con el que retumbaban los tambores, era el fuego que salía de las manos de él que a pocos metros estaba de pie, incendiando el aire con su música. Cada uno de sus movimientos, hasta el más imperceptible, la invadía de una quietud paralizante.
Como una explosión calma se iban desvaneciendo el tiempo de su pensamiento, y junto con él, el mundo. El fuego de él la había tocado, y a él el brillo oscuro de ella.
Seis haikus
1. Es la duda 2. Mirarte
lo que hace saltar indirectamente
al corazón. en el recuerdo.
3. Vive el misterio 4. Tan tentador
en los palpitares es el sueño
de día y de noche. que desvela.
5. Basta mirarte de nuevo 6. Las manos no miden distancias
para acabar con por eso en ellas
mi paz. se buscan.